Las Diez.

Contemplo su rostro, hundido en la espesura de la noche.
Me dice que mañana todo será diferente, pero he visto este lugar antes...
Sus mejillas rosadas, frías.
Sus ojos, oscuros y muertos
Me susurra a mi oído que mañana todo será diferente
Pero este inverno ha durado ya lo suficiente
Para no recordar las flores rojas del verano.

La lluvia sigue cayendo, el reloj marca las diez...Lleva años marcando las diez.
Su silueta, recortada por la luz artificial del atrio, me susurra que me llevará con Él...
Y digo "¡sí!", y su risa resuena contra las paredes azules de la noche.
Entonces desaparece, dejándome de nuevo en la interminable agonía de las diez.

Tengo que esperarlo, tal y como hacen todos por aquí.
Lo esperan con una bebida caliente, y mucho amor.
¿Por qué Él no se apiada de mi alma?
De nuevo oigo su risa en la espesura de la noche.

No queda más que esperar, en algún momento Él se cansará.
Tomaré mil cafés más, y tacharé días y días del calendario.
Quiero que me lleve, que termine este juego.
Son las diez, y siempre serán las diez.