Miré por la ventana: un claro cielo azul, pocas nubes
¿Qué sería de mi vida sin ver la luz del cielo y la oscuridad de la noche?
Me di la vuelta...era demasiado temprano...demasiado temprano para caer en la realidad.

Miré el reloj: las nueve de la mañana
Hora de ser feliz, hora de intentar vivir, hora de sentir
Frente al espejo miro lo que quedó de ayer: una demacrada sonrisa.

Cae el agua, miro mis pies...
Aquellos que me permitieron caminar aunque ya no hubiera camino
Una sola lágrima se confunde con el agua cayendo
Y me pierdo de nuevo en lo que pienso.

Mi habitación vacía presenta un privilegio
Aquellos a los que quiero los he perdido
De nuevo me miro frente al espejo:
solo veo aquello que quedó en mi cuerpo.

Salgo camino a la ciudad.
Sigo caminando, siempre andando
Jamás volveré a ver hacia atrás.

Llego a donde se suponía había de llegar.
Miro alrededor: tanta gente, tanto hablar
¿Todo para qué, para que tanto aguantar?

Sigo en medio de la multitud
Me quedo atrás, la gente avanza y yo sin ellos
La ciudad me parece un poco grande,
Más grande de lo que pensaba

Es hora de volver: ahí no he encontrado nada.
De repente, otra lágrima baja
Estaba cansada de tanto llorar por algo que no acababa.

Llego de nuevo a mi casa
Encuentro una carta debajo de la puerta
"No te amo más, déjame en paz"
Tu adiós resonaba en mi consciencia...y feliz era.

Al fin libre, no tenía porque llorar
Tus cadenas eran solo hierro ya
Era libre, capaz de soñar, capaz de volar
Capaz nuevamente de amar